Sagrado Corazón de Jesús (Día 23°)

VIGÉSIMO TERCER DÍA:

“Junto al Corazón de Cristo, el corazón del hombre aprende a conocer el sentido verdadero y único de su vida y de su destino” (San Juan Pablo II)

Ahora que muchos de nosotros estamos llevando el curso de la Santísima Virgen María, hemos podido ver con admiración todas esas réplicas de construcciones antiguas, que nos muestran la historia, la cultura y tradición.  Estamos conociendo, a través de los videos, los lugares que el Señor junto con sus padres, María y José, acostumbraban a visitar y el lugar donde vivían.

Comento esto, porque mucho de lo que el Señor decía en el momento de evangelizar a los hombres de su tiempo, tenía que ver con la situación que se vivía y la forma en que los judíos realizaban su vida diaria. El evangelio de San Mateo 7, 13-14, nos dice, por ejemplo: “Entren por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la ruina, y son muchos los que pasan por él. Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el camino que conduce a la salvación! y qué pocos son los que lo encuentran.”

Cuando el Señor habla de esa puerta estrecha, sabemos que se refiere a la dificultad y a la necesidad del esfuerzo humano para alcanzar ese crecimiento espiritual, pero ponía ejemplos que, las personas que lo escuchaban, teniendo una referencia conceptual y práctica de un elemento físico concreto, pudieran entender mejor el significado espiritual de lo que Él les hablaba.

También dijo “Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Se los repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos” (Mt 19,24). Según algunos exégetas, los “ojos de aguja” eran las puertas de las ciudades, que utilizaban para que pudieran pasar solamente las personas a pie, dejando sus caballos, camellos y carretas afuera de las fortalezas, de modo que los comerciantes pasaran solamente sus mercancías hacia adentro de la ciudad y cargándolas a pie, para que fuese más fácil controlar lo que metían, y que, de paso, los animales se mantuvieran afuera de la ciudad para no ensuciarlas.

El Señor, como comentamos, puso ese ejemplo, para que la gente al momento entendiera lo difícil que sería para una persona soberbia, orgullosa, materialista, pagada de sí misma, entrar al Reino de los cielos.

¿Y que nos dice ahora a nosotros? Nos dice igualmente que debemos bajarnos de los falsos tronos que a veces nos construimos, para ir “espiritualmente a pie”, por así decirlo, para poder entrar por el portal de la fe y encontrar a Dios, que a menudo tiene maneras tan diferentes a nuestra manera de pensar, sentir, “juzgar”, analizar y establecer prioridades: Debemos salir al encuentro de un Dios que se oculta en la humildad.

Mientras más humilde se hace una persona, más desarrolla esa sensibilidad que la conduce hacia los dones que Dios le manifiesta, tanto en su vida personal como en la vida de las personas que lo rodean. Igualmente, la persona humilde, entiende que cada hermano es un don muy especial de Dios, y ese regalo de su presencia, es comprendido como una oportunidad maravillosa para caminar hacia la salvación. Esa comprensión hace que, la persona acoja a todos sin comparaciones, sin rivalidades, sin desaires ni hipocresías. La salvación radica en su mayoría, en pasar por la puerta estrecha del amor al prójimo; un amor que esté trabajado desde la obra de misericordia de la aceptación y la comprensión, poniendo especialmente atención a la necesidad de “soportar con paciencia el defecto del prójimo”.

La humildad es “la virtud de los santos y de las personas llenas de Dios”, dice el Papa Francisco. Mientras la persona más crece en su relación con Dios, en el conocimiento de su Palabra, y cuanto más crece en importancia, esta persona si está llena de Dios, más aumenta la conciencia de su nulidad, de su miseria y la certeza de no poder hacer nada sin el poder y la gracia de Dios que se manifieste sobre él (Cfr. Jn 15,8).

El ser humano, mientras más tiene, debe de sentirse más humilde y agradecido a Dios, ya que todo lo que tiene, no es de su pertenencia, ni le viene porque sea merecedor de nada, sino que por la Providencia de Dios Misericordioso, es simplemente un administrador de esos bienes: Sin duda el Señor se los da para que, a través de cada bien, alcance y ayude a alcanzar a otros la vida eterna, siendo un bálsamo de ayuda para los que se encuentran en necesidad. ¡Pero qué pocos entienden eso! ¡Cuánta necesidad de acumular y acumular y seguir acumulando la de los que más tienen! Por eso Jesús da el ejemplo del camello y el ojo de la aguja.

En cambio el hombre y la mujer que están junto al Corazón de Jesús encuentran su camino y su esencia. Van comprendiendo su destino y el plan de Dios para su vida. Su relación con los demás se convierte en una tabla de salvación; son mujeres y hombres justos y aman a todo aquel que el Señor ponga en su camino, agradeciendo la oportunidad que Dios les brinda para que, a través de su trato y de toda la ayuda espiritual, material y emocional que puedan proporcionarle al necesitado, éste encuentre y realice la misión que le ha sido asignada en pos de la salvación de su alma y las de quienes le rodean. Y así se forman los círculos virtuosos… ¿Se han dado cuenta ustedes de que casi siempre los santos han sido familiares, amigos o al menos conocidos de otros santos? Podríamos citar muchísimos ejemplos, y es precisamente por eso: “Las palabras convencen, pero el testimonio arrastra”. Algún día meditaremos sobre eso.

Sabemos que para alcanzar la santidad, son necesarias las mortificaciones, y como dice Francisco Fernández Carvajal en “Hablar con Dios”, “Eres mortificado si sabes hacerte todo para todos, para ganar a todos (Cfr. 1Cor 9,22) y luego agrega “cada uno debe hacerse un plan concreto de mortificaciones que ofrecer al Señor diariamente” (especialmente en los tiempos fuertes, como el Adviento y la Cuaresma).

Pero el cristiano debe de estar siempre en la disposición de servir diligentemente a los demás, sin importarle si hace o no “el ridículo”. Si al compadre o al amigo le va a gustar o no la manera de actuar que se tiene en beneficio del otro, o si la sociedad está de acuerdo o no, eso es lo que menos importa. La humildad del santo se le reconoce cuando sabe soportar estoicamente esas contradicciones, cuando no reclama para sí y hasta le cuesta recibir elogios, aunque sean bien merecidos, aunque los necesite para seguir esforzándose; cuando manifiesta cierta forma de “flexibilidad” para decir lo que siente, ve o piensa, por más que él esté convencido; cuando no se molesta o enoja si le corrigen o contradicen, si hablan mal de él o no se lo toman en serio.

Tú no serás mortificado si eres susceptible, si estás pendiente solo de tus egoísmos, si atacas a los otros, si no sabes privarte de lo superfluo, e incluso a veces de lo necesario; si te entristeces cuando las cosas no salen según las habías previsto o como te hubieran gustado más que sucedieran.

“Por sus frutos los conocerán” (Mateo 7,16) El Apóstol de la Nueva Evangelización deberá ser siempre reconocido por sus frutos. Por todas aquellas acciones que vayan en favor del prójimo, por el servicio entregado con amor, paciencia, compasión y alegría. El Señor, en la Cruzada del Amor, nos invita a permanecer en la mansedumbre y la humildad. Que estas virtudes, que van muy unidas a su Corazón, sean los principales frutos que cosechemos en nuestro caminar por la vida, y junto con la virtud de la obediencia, venzamos nuestros egos, orgullos y ambiciones de poder, para siempre darle Gloria a Dios.  Leamos:

CA-156: Esperen atentos Mi regreso    23-1-96            Jesús

“Pequeños niños, quiero escuchar su FIAT, quiero cambiar sus pequeñas voluntades con Mi FIAT Supremo. Miren, hijos, que ya se acerca la Hora, pero no se quedan como los encontré, ahora están reconocidos con Mi Divina Misericordia, sean mansos y humildes como Fui, Soy y lo Seré por toda la eternidad.

Esperen atentos Mi Regreso, Yo Soy el Mañana, ese mañana que esperan las almas buenas y confiadas. Hijos Míos, ustedes que aceptan Mis instrucciones quedarán con el Pan asegurado, He multiplicado Mi Sagrado Cuerpo para Mis seguidores, para que no pasen hambre ni sed como lo harán Mis pobres hijos soberbios que se quedan fuera del hogar. Si fuese necesario, enviaré a Mis Santos Ángeles para que los alimenten. Díganme, hijitos, ¿un padre responsable puede dejar a sus pequeños hijos en total desamparo?

Hoy serán despreciados, marginados, calumniados, pero mañana serán buscados y llamados, al ver que ustedes tienen el verdadero alimento. Yo, su Señor, Me abriré paso entre la multitud para encontrarlos. Procuren, amados, estar al último, no busquen los primeros puestos porque los ignoraré. Sólo la oración, acompañada del verdadero ayuno, los hará dignos siervos del Señor. Encadenen la soberbia con la Plegaria Humilde del Santo Rosario, vayan meditando para que encuentren la verdad.

Les anuncié un desierto, pues ya lo están atravesando, basta que miren a su alrededor y podrán darse cuenta de que van quedando solos, pero no teman, el Santo Espíritu del Padre y el Hijo los abrazará y los Ángeles serán sus guías.

Hablen, de su Señor, díganles que los amo y quiero darles Mi Paz y Mi Perdón, estaré esperándolos hasta el último instante para darles Mi abrazo de padre, hermano y amigo.

Sepan que cuando Me susurran palabras de consuelo, de arrepentimiento y sobre todo de amor, Mi Corazón se multiplica y derramo torrentes de Misericordia, recíbanlo en sus pequeñas manos y guárdenlos en sus corazones.”

Mañana empezaremos a meditar sobre la Misericordia que brota del Corazón de Dios, que, unida a la humildad, nos ayudará a comprender y asumir de mejor manera nuestro compromiso y consagración a Dios a través de esta maravillosa Obra del Señor que es el ANE.

MEDITACIÓN

Este día, las preguntas y la dirección de tu meditación serán guiadas por el Señor. A través de este mensaje, el Señor te hará reflexionar sobre los conceptos que durante estos días hemos estado viendo para nuestro crecimiento espiritual. Lee con atención y pídele al Espíritu Santo que te ilumine, para que las respuestas y lo que medites, sea a luz de la Palabra de Dios y a la misión que te ha sido asignada.

CM-150: DÍA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Dulzura de Mi Corazón, terminamos este tomo. Por favor, apresúrense lo más que les sea posible, trabajen en él para difundirlo pronto. Se los pido con mucha urgencia. En tanto, empezaremos otro tomo y al mismo tiempo iremos trabajando con el Evangelio de Juan…

La altura y la profundidad de las riquezas de que está lleno Mi Corazón, Me mueven a decirles hoy una palabra más, que de Mi mismo Corazón llega a ustedes lanzada como un ardiente meteoro.

Es el día de Mi delicia, el día en que Yo Me He preparado y He querido, a fin de que sea aliviada Mi soledad y aligerada la ingratitud de ustedes.

Mi Corazón está en llamas, lo saben y si les repito, es para que den otro paso a estas llamas y vengan a abrasarse aquí, donde están seguros de amar a su pertinaz Jesús, que no puede permanecer quieto, sino que debe llamar, atraer, acoger, abrazar y embellecer a todas las almas, todas, digo y particularmente a cada una de ellas.

Tengo el Corazón en llamas, ¿qué significa esto? Esta vez son ustedes los que deben responderme. Yo los invito a hacerlo en la soledad, hablándome con toda franqueza. Díganme en privado, que saben de qué llamas se trata. Háblenme, háblenme de amor, Me agrada oírlos decir que las llamas son el altruismo, la caridad que hace dilatar Mi Corazón.

Respondan ustedes a Mi pregunta, díganme lo que quieran, Yo espero sus confidencias, espero también sus miserias, pero hoy no hablemos de ellas, porque es día de riqueza, de profundidad y altura de Mi inconmensurable Caridad.

He esperado que, presentándome a ustedes con el Corazón en la mano, finalmente sus mentes se abrieran, al fin sus espíritus creyesen en Mi Amor.

Por un momento no piensen en quiénes son ustedes, no importa, se lo digo Yo; piensen un poco en Quién Soy Yo. ¿Ven? Soy Luz y Llamas, las espinas, la Cruz y las Llagas Mías fueron sufrimientos transitorios -y lo serán también para ustedes- Pero Yo Soy la Esencia de la Luz y la Esencia del Amor, como precisamente quiero recordarles presentándome con el Corazón en la mano, a ustedes que están tan tristes sin Mi Amor…

OFRECIMIENTO:

1.- Ofreceremos esta Santa Corona, para pedir misericordia al Señor por el mundo entero y perdón por todos los ultrajes y sacrilegios que se cometen en contra de su Divino Corazón, y el Inmaculado Corazón de su Santísima Madre.

2.- Igualmente, lo ofreceremos pidiendo perdón por todos los pecados de omisión que en el mundo entero se cometen en contra de su divina presencia y permanencia en los altares; especialmente en aquellos donde está más abandonado, olvidado y donde hay menos oración.

3.- Por las intenciones y necesidades del Santo Padre. Por la Santa Iglesia Católica, y para que todos seamos un solo rebaño, bajo un solo Pastor. Por todos los sacerdotes e institutos de vida consagrada; para que el Señor, con la efusión de su Espíritu, los ayude a ser cada día mejores y más santos.

4.- Ofreceremos al Señor, durante este mes nuestros sacrificios, de una manera especial por nuestro Apostolado, el Instituto Stella Maris, CRUZNE, TAE y todo lo que en ellos se viene realizando, su presente y su futuro; para que todo sea y vaya con la bendición de Dios y el auxilio de Santa María de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización. Por todos sus integrantes, sus necesidades e intenciones particulares.

5.- Pediremos al Señor, por intercesión de Su Santa Madre, y a través de Su Inmaculado Corazón, que nos libre de todo mal espiritual y corporal, que seamos apartados con nuestras familias, lo más posible, de las horas de sufrimiento y de dolor, llegado el momento de la purificación. Y que Su Providencia y bendición nunca nos falten.

6.- Por todos los países donde el ANE existe; para que el Señor los guarde en su Sagrado Corazón, y no permita que el comunismo, la guerra, el ateísmo, la persecución a la Iglesia y las ideas ateas se implanten en ellos, creando miedo, crisis y confusión entre sus habitantes. De una manera muy especial te pedimos, Señor, por Estados Unidos, México, todo Centro y Sudamérica.

MANERA DE REZARLO:

1.- Recitamos (a modo de Credo) una vez, las “Aspiraciones” de San Ignacio:

Alma de Cristo, Santifícame. Cuerpo de Cristo, Sálvame. Sangre de Cristo, Embriágame. Agua del costado de Cristo, Lávame. Pasión de Cristo, Confórtame. Oh mi Buen Jesús. Óyeme. Dentro de Tus Llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del enemigo maligno, defiéndeme. A la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti, para que con los Santos te alabe, por los siglos de los siglos, Amén.

2.- En las cuentas grandes, en vez del Padre Nuestro, decimos:

Jesús, Dulce y humilde de Corazón, haz mi corazón semejante al Tuyo.

3.- En las cuentas pequeñas, en vez de los Aves Marías, se dirá diez veces:

Dulce Corazón de Jesús, se Tú mi amor.

4.- Al final de cada decena, en vez del Gloria, se dirá:

Dulce Corazón de María, sé la salvación del alma mía.

5.- Para Terminar:

Un Padre Nuestro, Un ave María y un Gloria.

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Finalmente, digámosle todos los días:

¡Gracias, Soberano Señor, Padre mío Amoroso! ¡Gracias Sacratísimo Corazón, donde reside el Amor verdadero que me Ama y Salva! ¡Gracias, Espíritu de Amor, que me da vida y me inspira!

En este día, mis ANE-hermanos y yo te honramos y te damos las gracias, Dios Uno y Trino, por todo lo que Tu Inmensa Providencia nos dispensa, sin merecimiento alguno.

Anhelo Señor en este día, darte mi amor y reunirme algún día Contigo en el Cielo, para cantar el gran himno de acción de gracias allí, en unión plena Contigo, que eres Padre, Hijo y Espíritu Santo, a Ti sea 

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