Retiro de Pentecostés 2024

RETIRO DE PENTECOSTÉS  2024

Este sábado 18 de mayo, a las 17:00 (hora del Centro de México) con la bendición de Dios tendremos nuestro Retiro  por nuestro canal de zoom y por todas nuestras redes sociales.

El ingreso por zoom es a través de la liga de siempre, que te copiamos a continuación:

https://us02web.zoom.us/j/9933072268

El documento completo está disponible en PDF para que puedan realizarlo (presencialmente) en todas las comunidades, y para que pueda hacerlo cada uno en casa:

DESCÁRGALO HACIENDO “CLICK” AQUÍ

Recordando la Última Cena, pensemos en nosotros…

Queridos hermanos: Empezamos la meditación de hoy con un extracto del libro de la Gran Cruzada de la Salvación N° 52, que hablándonos de la noche del Jueves de la Pasión de nuestro Señor nos dice:

“Aquella noche de tragedia fue noche oscura para Mi alma que se adentraba titubeante entre los olivos de Getsemaní.  Había dicho a los Apóstoles que aquella noche todos tropezarían en Mí, porque tenía que verificarse la profecía: ‘Heriré al Pastor y se dispersarán las ovejas.’

Sabía que Me abandonarían, pero estaba también cierto de que volverían a Mí.  Lo que dije tenía por finalidad hacerles ver que iba a la muerte con el conocimiento de su abandono.  Yo conozco a todas Mis criaturas y no fue nada nuevo oír decir a Pedro aquella frase, espontánea, sí, pero llena de presunción.  Su abierta declaración fue de gran dolor para Mi Humanidad.  Pedro: ¿tú Me serás fiel y tú sólo?  El gallo no habrá cantado dos veces cuando tú ya Me habrás negado tres veces.  Pedro ¿qué dices?  ¿Quieres hacerme creer en tu fidelidad?  ¿Quieres decirme tal vez, que tú Me amas más que todos?  No te había pedido esta declaración, te la pediré después, cuando haya resucitado, y entonces comprenderás lo que hora no puedes comprender.  Sí, oh, Mi Pedro, es verdad que Me amas, pero todavía no sabes qué es el amor sin fallas, no conoces lo que vales sin Mi ayuda.”

Es más fácil amar a Dios, que dejarse amar por Él. Ya que, para dejarse amar por Él, es preciso saberse necesitado de su Amor, reconocerse miserable y tener el corazón abierto para recibir sus luces y su guía. Es fundamental saberse y sentirse pecador y con necesidad de perdón. Es necesario anhelar la presencia de Dios en la vida, para que sea Él quien repare, sane y dé nueva forma a lo que se ha descompuesto, enfermado y malformado… Y para esto se requiere una buena dosis de humildad.

Es por eso que es más fácil decir que se ama a Dios, y sí, claramente dar testimonio de esto, teniendo en nuestras manos la posesión absoluta de nuestros tiempos, quereres y decisiones, pero es mucho más difícil y comprometido, dejar que Él tome las riendas de nuestra vida y nos dejemos amar como Él quiere amarnos.

Pedro lo amaba, sin duda, pero no había dejado que el amor de Jesús imperara en su vida, aún cuando él estaba “decidido a ir hasta el fin” con Jesús. No se había dejado amar por Dios. No había comprendido que, para dejarse amar, hay que soltar; hay que confiar y hay que esperar. Hay que mostrarse tal como es uno y reconocerse ante Dios como miserable y pecador; vaciarse del yo de la soberbia y la autonomía y llenar el corazón de Dios con verdadera humildad.

Cuánto oímos de católicos que dicen amar a Dios, pero en realidad sus actitudes dejan mucho qué desear, pues sus vidas no se parecen al testimonio que Jesús vino a transmitirnos y a pedirnos, para que seamos capaces de replicar en la vida propia la vida de nuestro Redentor. ¡Cuántos otros, decimos amar a Dios, pero en realidad nos hace falta ese fuego que el Espíritu Santo regala a las almas que están comprometidas a dejarse amar por Él…!

La realidad es que hoy en día, a los católicos y al mundo entero, nos hace falta la experiencia del amor de Dios, es decir: nos hace falta vaciarnos de nuestros caprichos, egoísmos, falsedades, posturas piadosas, falsas humildades, conductas convenientes por o para algo, etcétera, para poder tener ese encuentro cara a cara con Dios y dejarnos amar por Él, entendiendo que el verdadero amor es humilde y no presuncioso, y que aquél que dice nunca haber experimentado una caída o falla, no puede realmente sentir el amor de Dios, porque su soberbia y orgullo le hacen alejarse de la necesidad viva de pedir al Señor Su Compasión y perdón, y con esto Su Amor…

El alma presunciosa, vanidosa y soberbia, es incapaz de saberse necesitada de amor y ayuda, más aún: piensa que es capaz, por sí misma, de amar a Jesús hasta el final, sin pedir la ayuda de Dios.

Esa fue la razón de la caída de Pedro y del tropiezo de su fidelidad. Nada puede el hombre sin la ayuda de Dios; ni siquiera el amar a Dios… La Caridad es fruto exclusivo del Espíritu Santo, y Él y solo Él, es capaz de aumentar y dar este regalo.

El Señor, en la Gran Cruzada de la Misericordia 92, nos comenta que Judas, aún después de la traición pudo haberse salvado, sólo con haber creído en Él y en Su Amor Misericordioso. Es decir, que el alma que se siente en falta y miserable, recibe la luz del Espíritu Santo, haciendo nacer en ella el sentimiento de la necesidad del auxilio de Dios, de su misericordia y su perdón.

No es así cuando el alma se obstina en vivir en sus faltas y pecado, y aún diciéndose o sintiéndose “católica” o “creyente”, actúa de manera egoísta y pone al margen la acción de Dios en su alma. Estas almas, son aquellas a las que la conversión nunca llega, y su proceso de encuentro con el Amor Misericordioso de Dios, se hace cada día más lejano, a causa de su orgullo y soberbia.

Son las almas que caminan en el filo del acantilado de la perdición, porque aunque “creyentes”, y sintiendo remordimientos por los pecados y errores cometidos (estos remordimientos surgen del Amor y la Misericordia de Dios, que no quiere ver perderse a su criatura), pero no llegan a sentir verdadero arrepentimiento por sus faltas, las justifican de algún modo y por lo mismo, nunca llegan a pedir perdón de corazón, no llegan a convertirse y enmendar sus vidas, y por consiguiente, al final de su camino reniegan y descreen de la Misericordia de Dios y se pierden para siempre.

“Pedro es un caso, un ejemplo que estuvo materialmente presente en la noche de la traición,  dice el Señor en la Cruzada de la Salvación 52, y continúa—: pero ustedes saben que no solo Pedro estaba presente, sino todos ustedes con todas sus miserias. Por eso entré al Huerto oprimido por inmensas penas y Me abandoné a la tristeza”.  

Es así, queridos hermanos, cómo todos nuestros actos, pensamientos y palabras, deben de pasar por el filtro de la pureza de intención. Siempre tratando de agradar a Dios y dar testimonio de Su Palabra, sabiéndose imperfectos, miserables, y conscientes de que, sin las efusiones del Espíritu Santo, nada se es y nada se puede.

Quien piensa que por sus propios méritos tiene, puede, sabe o realiza cualquier cosa, en favor de los demás o aún en beneficio a las cosas de Dios, comete un gran pecado y se aparta por consiguiente de Dios. Quien piensa que se merece tal o cual cosa especial, por hacer, ayudar o trabajar en las cosas de Dios o a favor de algún hermano, se aparta de Dios y envilece su alma, perdiendo cualquier clase de beneficio que el Señor le daría por haberlas realizado.

El Señor nos comenta: “Yo conozco a Mis ovejas y Mis ovejas conocen Mi voz, quien no la reconoce es porque no es de las Mías, aunque se vista igual.” (CA-56). Meditemos hoy sobre eso.

Lee también

Para saber más sobre nosotros

Para ir a la página de INICIO

Retiro de Adviento 2023

Paz y Bien, queridos hermanos. Comparticmos el material preparado por la Dirección de Formación y seleccionado por la Dirección  de Comunicación de nuestro Apostolado, para que podamos aprovechar este maravilloso Tiempo Litúrgico y preparanos como nos conviene para recibir a nuestro Redentor en la Navidad que ya llega.

VIDEO MOTIVACIONAL

TEXTO DEL RETIRO ÍNTEGRO (Accede a él o bájalo en PDF)

LA HUMILDAD Y PUREZA DE SAN JOSÉ (Baja el archivo en PDF o accede a él)

ORACIONES PARA ADVIENTO Y NAVIDAD (Baja el archivo en PDF o accede a él)

VIDEO: ORAR CON LOS SALMOS (Formación y notivación)

 

Un fuerte abrazo, muchas bendiciones y seguimos unidos en la oración.

¡FELIZ NAVIDAD!

EJEMPLO DE HUMILDAD: José, el más santo amor (CA-10)

Mi esposo, del cual tuve tantas pruebas de particular afecto, no tiene el verdadero reconocimiento de las virtudes que le dio Dios. Pero Yo lo conocí en el curso de muchas adversidades y siempre pude admirar como las enfrentaba. ¡Cuánta paciencia en Mi José y qué adoración por Jesús! No parecía un Padre en nuestra casita sino su más fiel discípulo puesto que fue el primer hombre que recibió instrucción de Él, guía y consuelo.

Era una criatura llena de Dios, tan llena que aceptó, soportó y venció las pruebas que se dan a los elegidos del amor puro. ¡Ah! Mi esposo era más grande que un Serafín, más excelso que Miguel y más puro que todas las almas que brillaron y que brillarán después de Mí.

Cuánto cuidado puso en protegerme de la persecución desencadenada por Herodes y recuerden la asidua vigilancia que practicó Conmigo, mientras habría podido acusarme como a una traidora cualquiera.

El José que trabajaba como artesano es poca cosa, si bien lo hizo de manera ejemplar. Al José grande lo deben ver como discípulo de Jesús, discípulo muy oculto pero sublime.

A veces se piensa que la paz de nuestra casita ha sido fruto de una Gracia especial que Nos dio el Padre, sin reflexionar que esa paz no era sólo Gracia, sino también conquista de cada día.

Ustedes sólo conocen el portal de la casa, pero cuando suban un poco, verán que cada peldaño cuesta fatiga y nadie lo sube sin esfuerzo. Por eso las Gracias que recibimos eran fruto del generoso amor de nuestro Hijo Santísimo, pero dadas con pleno desprendimiento de nosotros mismos, de lo contrario, ¿qué podía premiar en el Cielo Mi Jesús?

José era puro, se dice y es verdad, pero Yo deseo añadir algo sobre su pureza. Equivale a castidad, pero la pureza de Mi esposo tenía una fragancia especial: era una pureza tal que podía y puede estar muy cerca a la Mía. Se la puede representar con un gran manojo de lirios cultivados en un campo circundado de rosas, es decir, era una pureza que tenía por horizonte el más santo amor que un esposo pudiera alimentar por la esposa.

Si los hombres quisieran, podrían ser preservados de muchas manchas recurriendo a José. Bastaría que pidan de corazón que los resguarde de toda impureza para honrar los actos de pureza en los cuales Me trató a Mí, su esposa.

VIDEO PARA CONCLUIR EL RETIRO

Semana Santa 2021

Acompañamos a Jesús especialmente en estos días, CONMEMORANDO todo lo que sufrió por ti y por mí.

QUE SU GLORIOSA RESURRECCIÓN TENGA EL EFECTO RENOVADOR EN NUESTRAS ALMAS. SEAMOS TESTIGOS DE CRISTO, SIEMPRE Y EN TODO LUGAR.

SECUENCIA DE LA PASCUA

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Amén

REZO DEL VIA CRUCIS CON NUESTROS FUNDADORES Y STELLA MARIS

NUEVO AUDIO AQUÍ: ENTRAR EN EL MISTERIO DE DIOS A TRAVÉS DE LA EUCARISTÍA (Más audios al final de la página)

 

PROGRAMA DE TRIDUO PASCUAL

VIERNES SANTO:

19:00 (Hora de Ciudad de México) SERMÓN  DE LAS SIETE PALABRAS Posteriormente, CONMEMORACIÓN DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR (OFICIO CONFORME A LA LITURGIA DE VIERNES SANTO)INGRESA HACIENDO CLICK AQUÍ

SÁBADO SANTO:

19:00 (Hora de Ciudad de México) MISA DE SANTA VIGILIA PASCUAL INGRESA HACIENDO CLICK AQUÍ


AUDIO: JUEVES SANTO

Lo que Jesús merece

AUDIO: INICIAMOS SEMANA SANTA

Impliquémonos en la Pasión de nuestro Señor

—————

JUEVES SANTO:

13:00 (Hora de Ciudad de México). EXPOSICIÓN: TRAS LAS HUELLAS DE LA PASIÓN (En Vivo, desde la Basílica Menor de María Auxiliadora, en La Paz, Bolivia) NO TE LO PIERDAS: ES LA MEJOR FORMA DE ACOMPAÑAR A JESÚS EN SU PASIÓN

El Equipo de Formación del ANE, con la invaluable colaboración de ANE-La Paz, Bolivia te invita a una reunión de Zoom, programada.

Tema: ”SIGUIENDO LAS HUELLAS DE LA PASIÓN”
Día: JUEVES 1° de abril 2021
Hora:
03:00 p. m. Bolivia, Costa Este, USA y Canadá
04:00 p. m.  Argentina, Chile y Brasil
02:00 p. m. Costa Oeste, USA y Colombia
01:00 p. m. Centro de México y El Salvador
12:00  i.m. California

VERIFICA EL HORARIO EN TU CIUDAD

Para unirte a la reunión por Zoom, haz click AQUÍ (o en la imagen de arriba)

ID de reunión: 860 5315 8716
Código de acceso: 463759

JUEVES SANTO: 

19:00 (Hora de Ciudad de México) SANTA MISA Cena Pascual del Señor e Institución de la Eucaristía. Posteriormente, HORA SANTA, acompañando a Jesús. INGRESA HACIENDO CLICK AQUÍ

CENA FAMILIAR PARA CONMEMORAR EN PANDEMIA EN CASA.  Baja el subsidio haciendo “click” AQUÍ

 

Triduo a San José. Día 3

TRIDUO EN HONOR DEL CASTÍSIMO PATRIARCA

SEÑOR SAN JOSÉ (Día tercero)

Oración inicial

¡Con qué confianza, con cuánta satisfacción vengo a tus pies, José castísimo, a implorar tu socorro y favor en todas mis necesidades!

¡Oh, yo no desconfío de que quieras oír mis ruegos! porque por experiencia sé que no te sabes negar al que con fe te hace una súplica.

Tú, que en el mundo probaste todas las amarguras de la vida y que conoces bien las duras aflicciones del corazón humano, ¿te negarás cuando algún mortal, con la fe y el consuelo que inspira tu dulce nombre, te invoca y te descubre el centro de su alma que sufre, traspasada por alguna gran pena?

Tú, que puedes sacar la punzante espina de un corazón herido, ¿te mostraras acaso indiferente y verás, sin lastimarse tu eminente caridad, rodar las lágrimas de tus devotos sin extender tu benéfica mano y secar su llanto?

¿Acaso necesitas, para hacernos un beneficio o darnos algún consuelo, de otra cosa que sólo el nosotros pedirlo? ¿Y habrá quién pueda imaginarse que no quieras acceder a calmar o quitar del todo nuestras tribulaciones? ¿Desconfías tú acaso, de que tu Hijo santísimo te niegue lo que le pidieres?

¿Será posible, santo mío, que Aquel que en el mundo alimentaste, y que vio tu noble frente cubierta de sudor para proporcionarle su alimento y el de su santísima Madre, te desaire cuando vayas a suplicarle que te conceda gracia alguna…? Aquel que te escogió para que le sirvieras de padre y que se regocijaba cuando le dabas el tierno nombre de Hijo, ¿no querrá acaso acceder gustoso a tus peticiones?

¿Qué, no es acaso el mismo que en la tierra te obedecía y que tantas veces tuviste entre tus brazos, protegiéndole y acariciándole dulcemente? ¿No es aquel que desde la eternidad te escogió para esposo de la inmaculada Virgen María?

Grandes, muy grandes son estos títulos para que puedas alcanzar de Dios todo lo que pidieres, y grandes son también por tanto, las esperanzas que a mí me infunden tan estupendas prerrogativas.

Posible es, padre mío, que yo te pida una cosa que no me sea conveniente. Esto es efecto de mi ignorancia; pero no es posible que me dejes sin consuelo en mis necesidades.

Sí. Yo no quiero, por supuesto, que se haga mi voluntad, sino la de Dios; y pues si lo que pido en este triduo, no es para su mayor honra y gloria y provecho de mi alma, nada quiero sino en todo tiempo tu amistad y protección, que con eso, de seguro me sobra. Si arduos trabajos, si enfermedades y disgustos es lo que me conviene en la vida, ayúdame a recibirlos, de verdad con el mayor placer, por ser la santa voluntad de mi Dios. Sólo te ruego me alcances tu santísima gracia, para sufrir resignado y alcanzar en la eternidad el premio, que es a lo que más aspiro. Amén

ORACIÓN PROPIA DEL DÍA TERCERO

¡Oh, amabilísimo José, padre del Salvador del mundo! No cesaré de alabarte ni de confiar en tu patrocinio, ni de invocarte hasta el último instante de mi vida, ni de pedirte que  ruegues a Dios por mí.

No desprecies mis oraciones, aunque tibias y sin fervor, suple mi falta de devoción, ilumina mi entendimiento, fortalece mi corazón en la práctica de las virtudes y alcánzame todo aquello que sea necesario para el bien de mi alma, juntamente con el socorro y amparo en mis necesidades. No tengo para qué repetírtelas, pues mejor que yo sabes lo que es más conveniente y necesario.

No hagas conmigo, te lo repito, lo que yo quiera; sino lo que más agradable sea a tu querido Hijo. No se haga en mí y en todas mis cosas sino la voluntad de Dios; para que en todo tiempo y a cada hora cante yo sus alabanzas en la tierra y después vaya a cantarlas en el cielo en tu gloriosa compañía. Amén.

Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Se reza la jaculatoria: “San José; protector nuestro, ruega por nosotros”

Sírvanos de guía y de luz, en nuestra necesidad,

La inagotable bondad del dulcísimo Jesús.

Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Se reza la jaculatoria: “San José; protector nuestro, ruega por nosotros”

Sea toda nuestra alegría, sea todo nuestro consuelo

la medianera del cielo, la inmaculada María.

Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

Se reza la jaculatoria: “San José; protector nuestro, ruega por nosotros”

Se aliviarán, bien se ve, nuestras penas y dolores,

teniendo como protectores a Jesús, María y José.

Ahora se pide la gracia que se desea obtener con el rezo de este Triduo…

En seguida se reza la oración final común para todos los días:

Oración final

Ya estoy a los pies del gloriosísimo San José, ya estoy postrado ante ese felicísimo Patriarca. ¿Qué podría temer ahora, teniéndole por abogado? Ei es la voluntad de mi buen Dios, vengan las aflicciones, la orfandad, la enfermedad, la miseria… cuando fuere del agrado del Señor, que resignado me comportaré en medio de los mayores infortunios, porque José es mi refugio; de las maquinaciones de mis enemigos para perderme, de la lengua viperina del que injustamente me persiga, del ladrón que me tienda el lazo para que caiga, del asesino que levante el brazo para herirme, del aire corrupto de la peste, me salvará tu poderosa mano; porque tú eres mi protector, porque has abierto los brazos para recibirme y salvarme, porque vas hacer de mí un hombre nuevo, porque vas a ser mi guía en el camino de las virtudes y porque, en fin, rogarás a Dios por mí, poderoso señor San José:  Amén.