Sagrado Corazón de Jesús (Día 5°)

QUINTO DÍA:

Siguiendo nuestras meditaciones para honrar al Señor en este mes de junio, que veneramos de una manera especial su Sacratísimo Corazón, aprenderemos más sobre cómo esta santa devoción llegó, por pedido del mismo Señor, a toda la Iglesia universal.

Sigamos conociendo más lo que el Señor quiere que pongamos en práctica y el motivo por el cual, Él mismo, decide entregar esta petición a Santa Margarita de Alacoque.

Primera revelación:

Para el año de 1673, siendo el día 27 del mes de diciembre, celebrándose la fiesta litúrgica de San Juan el Apóstol, Margarita María, que tenía solo 14 meses de profesa y 26 años de edad, estaba como de costumbre arrodillada ante el Señor en el Santísimo Sacramento expuesto en la capilla. Era el momento cuando el Señor abriría Su Corazón a la humanidad; era el momento de la primera gran revelación del Señor. Margarita lo cuenta así: “Estando yo delante del Santísimo Sacramento me encontré toda penetrada por Su divina presencia. El Señor me hizo reposar por muy largo tiempo sobre su pecho divino, en el cual me descubrió todas las maravillas de su amor y los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado. Él me dijo: “Mi Divino Corazón, está tan apasionado de Amor a los hombres, en particular hacia ti, que, no pudiendo contener en las llamas de Su Ardiente Caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti y se manifieste a ellos, para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo, los cuales contienen las gracias santificantes y saludables necesarias para separarles del abismo de perdición. Te he elegido como un abismo de indignidad y de ignorancia, a fin de que sea todo Obra Mía.”

Margarita sigue narrando: “Luego me pidió el corazón, el cual yo le suplicaba tomara y lo cual hizo, poniéndome entonces en el Suyo Adorable, desde el cual me lo hizo ver como un pequeño átomo que se consumía en el horno encendido del Suyo, de donde lo sacó como llama encendida en forma de corazón, poniéndolo a continuación en el lugar de donde lo había tomado, diciéndome al propio tiempo: ‘He ahí, mi bien amada, una preciosa prenda de Mi Amor, que encierra en tu costado una chispa de sus más vivas llamas, para que te sirva de corazón y te consumas hasta el último instante, y cuyo ardor no se extinguirá ni enfriará. De tal forma te marcaré con la Sangre de Mi Cruz, que te reportará más humillaciones que consuelos. Y como prueba de que la gracia que te acabo de conceder no es nada imaginario, aunque he cerrado la llaga de tu costado, te quedará para siempre su dolor y, si hasta el presente solo has tomado el nombre de esclava Mía, ahora te doy el de discípula muy amada de Mi Sagrado Corazón’.”

Después de este favor tan grande, Margarita quedó por muchos días como envuelta toda y embriagada, y tan fuera de sí que podía hablar y comer solamente haciendo un gran esfuerzo. Ni siquiera podía compartir lo sucedido con su superiora, lo cual tenía gran deseo de hacer. Tampoco podía dormir, pues la llaga, cuyo dolor le era tan grato, engendraba en ella tan vivos ardores, que la consumía y la abrasaba toda.

A partir de la primera revelación, Margarita sufriría todos los primeros viernes de mes una reproducción de la misteriosa llaga del costado, cosa que le sucedería hasta su muerte. Estos eran los momentos particularmente elegidos por el Señor para manifestarle lo que quería de ella y para descubrirle los secretos de su Amable y Amante Corazón.

Santa Margarita tendría esas visitas, en las que el Señor le revelaba lo que Su Sacratísimo Corazón tenía reservado para ella y la humanidad. Jesús le decía: “Busco una víctima para mi Corazón, que quiera sacrificarse como hostia de inmolación en el cumplimiento de mis designios.” En su gran humildad, Margarita le presentó varias almas que, según ella, corresponderían más fielmente y de mejor manera a la misión que el Señor le encomendaba. Pero el Señor le respondió que era ella a quien había escogido. Esto no era sino ocasión de confusión para Margarita, pues su temor era que llegasen a atribuir a ella las gracias que del Señor recibía.

MEDITACIÓN:

Considera que «la paciencia de Dios es nuestra salvación” (2Pe 3,15)

Medita sobre si Dios no tuviera paciencia con nosotros y con nuestras actitudes, ¿crees que te salvarías?

¿Qué tienes que cambiar, para que eso que hoy el Señor “tiene que soportar de ti”, pueda convertirse en un acto de amor y reparación contrario a lo que ahora es? Piensa en acciones concretas.

La Paciencia viene de la palabra latina “padecer” … es decir, “padecer con el amado”. Un corazón paciente es aquel que cree, confía y espera en aquel a quien se ama…

Imaginemos con cuanto amor, con cuanta ilusión Él nos espera, nos piensa, nos extraña, nos abraza sin que la mayoría de las veces nos demos cuenta.  ¿Quieres tú también sufrir por Jesús siendo paciente…?  medita sobre todo esto hoy.

Pensemos un momento en lo que hemos leído el día de hoy, este pequeño pasaje de la historia de Santa Margarita con el Señor. Piensa:

¿Cuántas veces has sentido en tu corazón que el Señor te pide algo, o te “reclama” algo?

¿Alguna vez has pensado que no eres lo suficientemente digno (o digna), que no puedes, que “el saco te queda muy grande” ante la misión de la que el Señor te invita a participar?

¿No crees que tal vez el miedo podría cegarte, y eso le daría una fortaleza al enemigo, para hacer que peques de omisión?

Tomemos muy en cuenta que ser humilde no es -DE NINGÚN MODO SIGNIFICA- desentenderse de lo que DEBEMOS DE HACER por miedo al fracaso, al que dirán, a la desconfianza puesta en lo que el Señor puede hacer con uno, pensando al contrario, que las fuerzas las pondríamos nosotros… Santa Margarita nos invita a meditar, con su testimonio, que el miedo que ella tenía, (verdadera humildad), era que las personas pensaran que todo eso que le sucedía, y los dones con  los que ella era honrada de Manos del Señor, fueran atribuidas a ella.

Pensemos en este día en todo esto, guardémoslo en nuestro corazón, y meditemos cómo podemos responderle de mejor manera al Señor, poniendo primeramente en el discernimiento bajo la luz del Espíritu Santo, cuáles son aquellas cosas que el Señor me pide y que, quizás por pereza espiritual o física, o miedo, o desconfianza en Su Misericordia y Providencia… en definitiva por falta de fe en Él, he dejado de realizar o ni siquiera me he animado a encarar, porque no le he prestado atención al Señor y a Sus Peticiones.

¿Qué quiere el Señor de ti? ¿Qué pone Él en tu corazón…?

OFRECIMIENTO:

1.- Ofreceremos esta Santa Corona, para pedir misericordia al Señor por el mundo entero y perdón por todos los ultrajes y sacrilegios que se cometen en contra de su Divino Corazón, y el Inmaculado Corazón de su Santísima Madre.

2.- Igualmente, lo ofreceremos pidiendo perdón por todos los pecados de omisión que en el mundo entero se cometen en contra de su divina presencia y permanencia en los altares; especialmente en aquellos donde está más abandonado, olvidado y donde hay menos oración.

3.- Por las intenciones y necesidades del Santo Padre. Por la Santa Iglesia Católica, y para que todos seamos un solo rebaño, bajo un solo Pastor. Por todos los sacerdotes e institutos de vida consagrada; para que el Señor, con la efusión de su Espíritu, los ayude a ser cada día mejores y más santos.

4.- Ofreceremos al Señor, durante este mes nuestros sacrificios, de una manera especial por nuestro Apostolado, el Instituto Stella Maris, CRUZNE, TAE y todo lo que en ellos se viene realizando, su presente y su futuro; para que todo sea y vaya con la bendición de Dios y el auxilio de Santa María de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización. Por todos sus integrantes, sus necesidades e intenciones particulares.

5.- Pediremos al Señor, por intercesión de Su Santa Madre, y a través de Su Inmaculado Corazón, que nos libre de todo mal espiritual y corporal, que seamos apartados con nuestras familias, lo más posible, de las horas de sufrimiento y de dolor, llegado el momento de la purificación. Y que Su Providencia y bendición nunca nos falten.

6.- Por todos los países donde el ANE existe; para que el Señor los guarde en su Sagrado Corazón, y no permita que el comunismo, la guerra, el ateísmo, la persecución a la Iglesia y las ideas ateas se implanten en ellos, creando miedo, crisis y confusión entre sus habitantes. De una manera muy especial te pedimos, Señor, por Estados Unidos, México, todo Centro y Sudamérica.

MANERA DE REZARLO:

1.- Recitamos (a modo de Credo) una vez, las “Aspiraciones” de San Ignacio:

Alma de Cristo, Santifícame. Cuerpo de Cristo, Sálvame. Sangre de Cristo, Embriágame. Agua del costado de Cristo, Lávame. Pasión de Cristo, Confórtame. Oh mi Buen Jesús. Óyeme. Dentro de Tus Llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del enemigo maligno, defiéndeme. A la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti, para que con los Santos te alabe, por los siglos de los siglos, Amén.

2.- En las cuentas grandes, en vez del Padre Nuestro, decimos:

Jesús, Dulce y humilde de Corazón, haz mi corazón semejante al Tuyo.

3.- En las cuentas pequeñas, en vez de los Aves Marías, se dirá diez veces:

Dulce Corazón de Jesús, se Tú mi amor.

4.- Al final de cada decena, en vez del Gloria, se dirá:

Dulce Corazón de María, sé la salvación del alma mía.

5.- Para Terminar:

Un Padre Nuestro, Un ave María y un Gloria.

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