Sagrado Corazón de Jesús (Día 11°)

DÉCIMO PRIMER DÍA:

Santa Margarita, siendo depositaria de las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús, nos revela de una manera maravillosa las enseñanzas que, durante muchos años, el Señor le fue depositando en su corazón.

Ella, la embajadora del Amor Hermoso, nos conduce a entender lo que el Jesucristo, nuestro Salvador en persona, le fue mostrando y enseñando sobre la belleza y fecundidad del apostolado cimentado en el sufrimiento, por amor y libre decisión. El ofrecer todo con la única intención de la realización total del Reinado del Corazón de Jesús en el corazón de todos los hombres del mundo entero.

El Sagrado Corazón, nos instruye, a través de su apóstol y confidente Margarita, acerca de la aplicación muy pocas veces entendida y del mérito invaluable de este apostolado sobre el sufrimiento, que tiene el sello característico de esta devoción al Sagrado Corazón.

Escribe Margarita en sus cartas, contenidas en su biografía, así como sus visiones y revelaciones de nuestro Señor: “Desde ese momento hasta mi último suspiro todo mi apostolado consistió principalmente en abrazarme gozosa a la cruz y en abandonarme amorosamente al Crucificado Divino con gratitud del alma y con sed inmensa de Su Gloria.

Que, si a veces quiso el Señor que escribiera pidiendo y reclamando en nombre Suyo el homenaje de amor a Su Corazón Adorable, esas cartas fueron victoriosas, y siguen siéndolo para Su Gloria, únicamente porque hube de escribirlas con sangre del alma y en el martirio de mi corazón crucificado. Por ese mismo camino, sobre todo por ese camino, ustedes también, no lo duden, trabajen a pesar de Satanás y sus secuaces, el pedestal de victoria del Rey de Amor… Apóstoles del Corazón de Jesús, bendigan a nuestro Señor, pues El mismo los ha elegido para que coronen, en forma espléndida, la misión inicial que me fue confiada a mí…” (Cartas de Margarita María de Alacoque sobre el apostolado del sufrimiento).

Santa Margarita fue creciendo en santidad día con día. Lo que es seguro, es que su camino no fue fácil. Su crecimiento espiritual estuvo siempre de la mano de una buena dosis de sufrimiento, obediencia y humildad, pero al mismo tiempo, la presencia del Señor en su corazón fue haciendo que el fruto de la santidad fuera de poco en poco, transformando el alma y la vida de Margarita, hasta tal punto, que nada quería más que sufrir, para que el Amor de Dios fuera recibido y adorado en cada uno de los corazones de sus hermanos.

En su vida, tenía la Santa grandes deseos o máximas, que trató en todo momento de cumplir, trabajando espiritualmente para lograr esos objetivos a base de mortificaciones y oración. Sus deseos fueron estos:

El deseo de amar a Dios y recibir la santa Comunión cada que la santa obediencia le permitiere.

El santo deseo de la mortificación de los sentidos por un bien mayor, que conllevaba el deseo de padecer por Amor a Dios. Por ese gran deseo -uno de los mayores junto con el de recibir al Señor en la Sagrada Comunión- a consecuencia del deseo de amar, quería dar su vida, puesto que sentía que no tenía nada más que ofrecer o entregar, y con eso, quería exaltar el Nombre de Dios en su vida y llevarlo a los que la rodeaban.

El deseo de morir, porque como Santa Teresa de Ávila, sentía que moría en vida al estar lejos de su Amado, y este deseo, acrecentaba las ansias de trabajar más duramente y caminar poniendo más atención en la purificación de sus intenciones para que así, de esa forma, pudiera unirse con su gran Amor. Pero a pesar de todas estas ansias, deseos, compromisos y anhelos, en su alma siempre estaba la premisa de que todo se hiciera según los Designios y Sabiduría de Dios. Ella, a imitación de la Madre Santísima, se ofrecía a Dios como su esclava, de tal modo que, el Espíritu Santo realizara en ella lo que Su Providencia Santísima decidiere.

Margarita se conformaba con vivir hasta el día de su muerte, siendo ésta pronto o más tarde, esperándola en silencio, abnegación, obediencia y humildad, si esto era la voluntad de Dios. Esta espera en la tierra que la separaba de su Maestro y su Dios, le dolía más que mil muertes.

La firme convicción de amar a pesar de cualquier cosa. Siempre iba junto al amor de Dios la más tierna caridad con el prójimo y más con sus hermanas del convento, aún si éstas la trataran con desprecio e ingratitud… ¡todo por alcanzar el Amor de Jesús, su Dueño y Señor!

La vida de Margarita transcurría en el convento realizando todo tipo de actividades, siendo éstas en ocasiones de la más baja estima, como servir en la cocina, trabajar como afanadora limpiando baños, trabajando de auxiliar en la enfermería, etcétera. Dado a su carácter y forma de dar testimonio de Dios irradiándolo a través de sus obras concretas, fue envidiada y maltratada no por pocas personas, especialmente, sus mismas hermanas religiosas. La Santa tenía ciertas cualidades naturales en las cuales Jesús se deleitaba: era una mujer muy sensible, era tímida, era juiciosa y discreta, de buen espíritu, temperamento constante, corazón caritativo hasta lo imposible.

Tenía muy poca educación formal y sin embargo, una profunda sabiduría sobre las verdades sobrenaturales, que provocó el asombro y conversión de algunos, así como la envidia y el maltrato de otros hacia su persona. Ella tenía una virtud propia de los santos de Dios, que era el haber sido dotada de gran juicio y valentía para ser fiel a la verdad. Una de las virtudes que más practicaba, era la del perdón. Santa Margarita sabía perdonar de corazón, cosa que la engrandecía a los Ojos de Dios y era causa del gran Amor de Jesús hacia ella.

Su agudeza espiritual para no ofender a Dios en lo más mínimo, fue haciendo que su caminar hacia la santidad se diera de manera perseverante, ya que en las más humillantes persecuciones a las que fue sometida, mortificaba su yo, haciendo que todo lo que la hacía sufrir como consecuencia del maltrato de sus hermanas o Sacerdotes que la guiaban, quedaran sepultadas en el fuego del Amor de Dios por el perdón, hasta llegar a ser extremadamente atenta para cuantos la hicieron sufrir.

Tratar de vencer sus repugnancias por amor. Margarita, dado a su carácter tímido y humilde, tenía ciertas cosas que le costaban demasiado trabajo realizar, y que por la santa obediencia a la que el Señor le había solicitado ejercitarse, las cumpliera sin rezongas ni desánimo. Ella trataba por tal motivo, de cumplir cada una de ellas con buen ánimo y diligentemente.

Entre algunas cosas que le costaban y cumplía con ejemplar obediencia, amor, gozo y generosidad, eran el escribir, acudir al locutorio y realizar trabajos de enfermería; y todo era a cambio de que le permitieran recibir los Sacramentos.

Para Gloria de Dios y bienaventuranza de Santa Margarita, el Señor permitió esto y además que la Santa, hiciera los tres votos de religión (votos de consagración como religiosa en esa orden) antes de morir.

MEDITACIÓN:

Piensa en actitud de recogimiento, verdad y pureza de intención, si estás dispuesto a entregar tus pequeñas mortificaciones del día por Amor a Dios y para el cumplimiento del Triunfo de Su Amoroso Corazón en el corazón de todos los hombres, especialmente en aquellos que no le conocen, o que, conociéndole, lo ignoran y lastiman.

¿Qué estás dispuesto a hacer con acciones concretas?

Reflexiona… cuando piensas en “sufrimiento”, ¿Qué sientes? ¿sientes temor? ¿Qué quisieras decirle al Señor en este momento respecto a esto…? Díselo…

Jesús te dice que, si quieres tener parte en el Reino de los Cielos, así como Santa Margarita, debes primero negarte a ti mismo y luego cargar tu pequeña o gran cruz… ¿Reniegas mucho de los problemas que tienes en tu vida? Piensa si eres piedra en el camino para alguien… ¿Te gusta que te consuelen y recibir esa atención de manos de los hombres, en vez de ir a los Pies de Jesús a buscar ese consuelo y sanación? ¿Compartes con Jesús tu cruz, y le solicitas diariamente que te ayude a cargarla bendiciéndote y dándote lo que necesitas para ser un verdadero Apóstol de la Nueva Evangelización? ¿Ayudas a otros como el Cirineo, a cargar la cruz de tus hermanos para hacérsela mas liviana, o le pones más peso haciéndote al ciego, al sordo y al despreocupado por los sufrimientos y necesidades de los que te rodean; de tus más próximos?

Medita en todo esto, y ofrécele al Señor tu día, pidiendo su Bendición, y la bendición de la Virgen María, para que seas una brisa en el desierto para el que sufre y necesita apoyo; un oasis de paz, para el que se encuentra atribulado y necesita un hombro donde descansar, o por que no… una billetera en que confiar (haciendo uso de tu desprendimiento y generosidad) para el que pasa necesidades; una fuente de agua fresca, para aquél que la vida y los problemas, lo han dejado sediento y derrotado. Una mano amiga, para aquél que sufre de pérdidas, soledad, duda, incertidumbre, injusticia, miseria y demás cruces que solo, le es casi imposible de cargar…

¡AMA! Porque solo amando de verdad podrás realizar el designio de Dios para ti en tu vida, y de esa forma, cumplir la misión para la cual has sido enviado. Ama, porque solo el que vive para servir, sirve para vivir.

OFRECIMIENTO:

1.- Ofreceremos esta Santa Corona, para pedir misericordia al Señor por el mundo entero y perdón por todos los ultrajes y sacrilegios que se cometen en contra de su Divino Corazón, y el Inmaculado Corazón de su Santísima Madre.

2.- Igualmente, lo ofreceremos pidiendo perdón por todos los pecados de omisión que en el mundo entero se cometen en contra de su divina presencia y permanencia en los altares; especialmente en aquellos donde está más abandonado, olvidado y donde hay menos oración.

3.- Por las intenciones y necesidades del Santo Padre. Por la Santa Iglesia Católica, y para que todos seamos un solo rebaño, bajo un solo Pastor. Por todos los sacerdotes e institutos de vida consagrada; para que el Señor, con la efusión de su Espíritu, los ayude a ser cada día mejores y más santos.

4.- Ofreceremos al Señor, durante este mes nuestros sacrificios, de una manera especial por nuestro Apostolado, el Instituto Stella Maris, CRUZNE, TAE y todo lo que en ellos se viene realizando, su presente y su futuro; para que todo sea y vaya con la bendición de Dios y el auxilio de Santa María de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización. Por todos sus integrantes, sus necesidades e intenciones particulares.

5.- Pediremos al Señor, por intercesión de Su Santa Madre, y a través de Su Inmaculado Corazón, que nos libre de todo mal espiritual y corporal, que seamos apartados con nuestras familias, lo más posible, de las horas de sufrimiento y de dolor, llegado el momento de la purificación. Y que Su Providencia y bendición nunca nos falten.

6.- Por todos los países donde el ANE existe; para que el Señor los guarde en su Sagrado Corazón, y no permita que el comunismo, la guerra, el ateísmo, la persecución a la Iglesia y las ideas ateas se implanten en ellos, creando miedo, crisis y confusión entre sus habitantes. De una manera muy especial te pedimos, Señor, por Estados Unidos, México, todo Centro y Sudamérica.

MANERA DE REZARLO:

1.- Recitamos (a modo de Credo) una vez, las “Aspiraciones” de San Ignacio:

Alma de Cristo, Santifícame. Cuerpo de Cristo, Sálvame. Sangre de Cristo, Embriágame. Agua del costado de Cristo, Lávame. Pasión de Cristo, Confórtame. Oh mi Buen Jesús. Óyeme. Dentro de Tus Llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del enemigo maligno, defiéndeme. A la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti, para que con los Santos te alabe, por los siglos de los siglos, Amén.

2.- En las cuentas grandes, en vez del Padre Nuestro, decimos:

Jesús, Dulce y humilde de Corazón, haz mi corazón semejante al Tuyo.

3.- En las cuentas pequeñas, en vez de los Aves Marías, se dirá diez veces:

Dulce Corazón de Jesús, se Tú mi amor.

4.- Al final de cada decena, en vez del Gloria, se dirá:

Dulce Corazón de María, sé la salvación del alma mía.

5.- Para Terminar:

Un Padre Nuestro, Un ave María y un Gloria.

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Finalmente, digámosle todos los días:

¡Gracias, Soberano Señor, Padre mío Amoroso! ¡Gracias Sacratísimo Corazón, donde reside el Amor verdadero que me Ama y Salva! ¡Gracias, Espíritu de Amor, que me da vida y me inspira!

En este día, mis ANE-hermanos y yo te honramos y te damos las gracias, Dios Uno y Trino, por todo lo que Tu Inmensa Providencia nos dispensa, sin merecimiento alguno.

Anhelo Señor en este día, darte mi amor y reunirme algún día Contigo en el Cielo, para cantar el gran himno de acción de gracias allí, en unión plena Contigo, que eres Padre, Hijo y Espíritu Santo, a Ti sea toda alabanza, todo el Honor y toda la Gloria, por los Siglos de los Siglos. Amén.

NOVENA AL SAGRADO CORAZÓN

TERCER DÍA:

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Tú quien eres, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberte ofendido. Ayudado de Tu Divina Gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.  Amén.

Oración preparatoria

¡Oh, Corazón Divino de mi amado Jesús! en Quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias, concédeme un corazón semejante al Tuyo, y la gracia que Te pido en esta novena, si es para mayor Gloria de Dios, y tu sagrado culto y bien de mi alma. Amén.

Oración del tercer día: Seguir sendas rectísimas para la perfección y para el cielo

¡Oh Corazón Santísimo de Jesús, camino para la mansión eterna y fuente de aguas vivas! Concédeme que siga Tus sendas rectísimas para la perfección y para el cielo, y que beba de Ti el agua dulce y saludable de la verdadera virtud y devoción, que apaga la sed de todas las cosas temporales. Dame la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra Ti, ¡oh, amante Corazón! y la que te pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto Tuyo y bien de mi alma. Amén.

Tres Padrenuestros, tres Avemarías, en reverencia de las tres insignias de la Pasión con que se mostró el divino Corazón a Santa Margarita de Alacoque.

Oraciones finales

¡Oh, Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Ti Majestad; por medio de este Adorable Corazón, te adoro por todos los hombres que no te Adoran; te amo por todos los que no te aman; te conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conocerte. Por este Divinísimo Corazón deseo satisfacer a tu Majestad todas las obligaciones que te tienen todos los hombres; te ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de tu Divino Hijo, y te pido humildemente la conversión de todas, por el mismo suavísimo Corazón. No permitas que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; has que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Tu Santa Majestad, sobre este santísimo Corazón, a Tus siervos consagrados, mis amigos y familia toda, y te pido los llenes de Tu Espíritu, para que, siendo Su Protector el mismo deífico Corazón, merezcamos estar contigo eternamente. Amén.

Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena

¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente te adoro con todas las fuerzas de mi pobre corazón, yo te alabo, yo te ofrezco las alabanzas todas de los más amantes Serafines y de toda Tu Corte Celestial y todas las que te puede dar el Corazón de tu Santísima y Tiernísima Madre. Amén.

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