A todos nuestros hermanos de este Apostolado: La Paz del Señor y la bendición de nuestra Madre Santísima se extienda sobre todos ustedes.
Si existe el deber de dar gracias a Dios en todo tiempo, lo debemos hacer particularmente hoy, al conmemorar este aniversario.
Esta Obra, nacida del Corazón Eucarístico de Jesús, está destinada a resplandecer en el mundo entero; todos ustedes son parte de esta gran misión.
El Señor ha hecho maravillas con nosotros. Nos ha señalado un camino, nos está acompañando, a pesar de nuestras fragilidades…
¡No nos desanimemos! ¡Sigamos con entusiasmo, y las bendiciones serán siempre abundantes!
A Dios toda la gloria y el poder por los siglos. Gracias por vuestras oraciones; todos están en nuestro corazón y en la Misa de agradecimiento que voy a celebrar hoy. ¡Dios les bendiga!