Meditando con la Gran Cruzada

¡CUÁNTO AMA UNA MADRE A SU HIJO!

CA-79            15-ENE-96                                                              JESÚS

De los besos y caricias maternas puede argüirse cuánto ama una madre a su hijo. Esto es más claro todavía si se conocen los sacrificios que la madre hace ocultamente por sus hijos. Multiplica este afecto por cinco, diez hijos y verás cuánto puede sacrificarse una madre y cuánto puede amar a sus hijos.

Nuestra Madre, la “sin mancha” que Me dio la vida humana, Ha amado a esta generación de hijos sin amor, los Ha abrazado estrechamente, Ha conocido todas sus culpas y, no obstante, les Ha perdonado el gran dolor que le Han causado.

Toda madre debe procrear a sus hijos, mucho más con el espíritu que con el cuerpo, debe transfundir en ellos tesoros mucho más grandes que los de la vida humana; debe dar a sus hijos todo lo que posee de bello y de grande en su alma. Se dice: “la sangre puede unir tanto, ¿cuánto más unirá el amor que la madre tiene por sus hijos? ¡Ah! no es la sangre la que une sino el amor, porque el amor está antes que la sangre, porque el amor perdura después de la muerte.

¿Qué pasó en Mi Madre cuando le transfundí el afecto materno también por ustedes? Ella se convirtió en la pequeña gran mujer que aceptaba una progenie innumerable, por amor a Mí, Su Hijo amadísimo. Y mientras de Mí recibió tanto bien que se puede decir que vino a ser la fuente del amor, de ustedes, de la generación actual recibió espinas y dolores sin número.

Así pues, Ella los ama ante todo a causa de Mi amor y luego, porque la han hecho sufrir tanto. Por eso Yo le reconozco el derecho de hacer de ustedes un trono de misericordia, sobre el cual Ella será festejada en gran manera. Ella debe salvarlos, Yo lo quiero, debe custodiar a Su familia y conducirla a Mí.

¡Cuántos blasfeman contra Ella, cuántos la han olvidado! ¡Cuántos se tapan los oídos y han huido de Ella! Pero Yo la amo, la He hecho poderosísima. ¡No permitiré que la insulten más, Me es demasiado querida!

Ella, por eso, hará pronto la limpieza de la casa y, no obstante está entre ustedes y está señalando a Sus hijos buenos. ¡Escúchenla! Es tan buena, sabe comprenderlos a todos, sabe olvidar toda ofensa, ¡Escúchenla!

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