Rosas a la Virgen por el mes de María (día 7)

SÉPTIM0 DÍA:

“Deseo vivamente (…) mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy tu piadosa Madre, a ti, a todos ustedes juntos los moradores de la tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en Mi confíen; oír allí sus lamentos, y remediar todas sus miserias penas y dolores.” (Nican mopohua).

La historia de la Virgen de Guadalupe inicia el 9 de diciembre de 1531; cuando el indio mexica Juan Diego, al pasar por el cerro Tepeyac, cerca de la ciudad de México, vio que se le aparecía nuestra Santísima Madre, y le encomendaba que fuera donde el Señor Obispo y le pidiera que en ese sitio se levantara un templo consagrado a la Madre de Dios.

El prelado no creyó al indiecito, y le dijo que, si era cierto que se trataba de la Virgen, le llevara alguna prueba indudable.

Nuestra Señora, en la siguiente aparición, hizo que Juan Diego encontrara un rosal florido (en pleno invierno, cuando no había ni una sola rosa en los jardines) y le mandó que le llevara esas rosas al Obispo. También sanó milagrosamente al tío de Juan Diego, que estaba agonizando.

Cuando el indio Juan Diego desplegó su ruana blanca (poncho, tilma o ayate) donde llevaba las rosas para el Señor Obispo, todos vieron con gran admiración que, en la ruana o tilma, había quedado grabada la imagen de la Santísima Virgen.

Esa imagen se venera en México con grandísima devoción en la hoy Basílica de Guadalupe, y los milagros que allí se obtienen son tan numerosos y tan grandes, que todos reconocen la presencia de la Madre de Dios ahí.

La Virgen de Guadalupe fue declarada por el Papa San Juan Pablo ll, como “Emperatriz de las Américas y Patrona de la Nueva Evangelización”. Su fiesta es el 12 de diciembre.

El misterio de la tela: Algo de lo inexplicable, es que la tela donde está estampada la imagen de la Virgen está hecha en una fibra de ayate mexicano, que usualmente se descompone por putrefacción a los veinte años, como ha sucedido con varias reproducciones de la imagen que se han hecho en esa misma clase de tejido. Y sin embargo, este lienzo lleva casi cuatrocientos noventa años sin desgarrarse, ni descomponerse, y por causas inentendibles para los expertos, es refractaria a la humedad y al polvo.

La pintura es otro misterio: El sabio alemán Kuhn, que es premio nobel en Química, ha estudiado esa pintura, y su conclusión dejó atónitos a todos los oyentes: “estos colorantes no son ni minerales, ni vegetales, ni animales”.

Lo más inexplicable son las pupilas de la Virgen: En diversos estudios, se ha ido descubriendo, paulatinamente, que los ojos de la Virgen de Guadalupe, estampada en el ayate de Juan Diego, representan la escena de la sorpresa que se llevaron trece personas cuando Juan Diego presentaba “la prueba” de la veracidad de su relato al Obispo Juan de Zumárraga.

Por métodos de digitalización, consistentes en amplificar fotografías tomadas de las pupilas de la Virgen, con una maquina poderosa y especial, se ha visto que allí está reflejada, como en una fotografía del ojo de la Virgen, con milimétrica precisión y cumpliendo las leyes físicas de repetición, inversión y deformación de la imagen en la córnea humana (conocidas como leyes de Purkinje y Sanson, formuladas en las primeras décadas del siglo diecinueve) en esta tilma del siglo dieciséis: un indio en el acto de desplegar su ruana o tilma ante un religioso; un Franciscano, en cuyo rostro se ve deslizarse una lágrima; un hombre con la mano sobre la barba en señal de admiración; otro indio en actitud de rezar; unos niños y varios religiosos franciscanos más. Es decir, todas las personas que, según la historia de la Virgen de Guadalupe escrita hace varios siglos, se estima, estarían presentes en el momento en que apareció la sagrada Imagen.

En primer lugar, es radicalmente imposible que, en un espacio tan pequeño como es la córnea de un ojo, en una imagen de tamaño natural, aún el más experto miniaturista lograra pintar todas esas imágenes que ha sido necesario ampliar más de mil veces para poderlas advertir. Lo que es todavía más imposible, es que un pintor del año 1513 se hubiera adelantado a un descubrimiento físico que sucedería casi dos siglos después, para reproducir con la ecuación perfecta, tres veces, a la distancia y con la deformación adecuadas, el reflejo en los ojos de la Virgen.

Los científicos, al estudiar estos datos, han exclamado: “ESTO ES HUMANAMENTE INEXPLICABLE” (Textos de estudios en la Basílica de Guadalupe).

Es pues un gran acto de Amor de Dios, para con el hombre, el darnos a Su Madre del Cielo, la Mujer del Apocalipsis “vestida de sol, con la luna a Sus pies”, que viene a traernos el mensaje de Paz y Amor del Dios por Quien se vive, así como el mensaje de su maternal amor y cuidado por cada uno de nosotros, sus hijitos, a quienes nos tiene guardados en el hueco de Sus Manos, cerca del Corazón. ¡Qué Madre tan amorosa y delicada!

¡Qué humildad tan grande, la de nuestra Madre del Cielo, que se digna a posar sus plantas en suelo americano, para darnos la certidumbre de que Dios nos ama, nos llama por nuestro nombre y está pendiente y junto a nosotros en todo momento!

Amemos y veneremos a esta nuestra tierna Madre, que viene como la gran profetiza a tomarnos de la mano y llevarnos a todos, a los Brazos de Dios.

ROSAS PARA LA VIRGEN:

Ofreceremos a la Virgen, durante los siguientes 5 días, la “Coronilla a las lágrimas de María”, también llamada la “Corona de los siete dolores de la Virgen”, pidiendo especialmente:

– Por la conversión del mundo.

– Por los enfermos de COVID-19 y sus familiares.

– Por todas las almas de quienes han fallecido a causa de la pandemia.

– Por la situación económica de todas las familias del mundo.

– Por la paz en todos los hogares y en todos los países del mundo, y por quienes los gobiernan.

– Para que la Santísima Virgen nos guarde de todo mal.

– Para que, por intercesión de María, el Señor nos alcance las gracias que necesitamos para ser mejores hijos de Dios y mejores miembros del ANE.

ACLARACIÓN: Esta Coronilla que rezaremos NO es la que rezamos como devoción en nuestro Apostolado con los Padrenuestros y Avemarías ni nuestras meditaciones habituales. Los Siete Dolores, por supuesto, son los mismos, pero esta es una versión breve, para estos próximos diez días.

Iniciaremos esta Coronilla como siempre se la hace, rezando el Credo de los Apóstoles, que es el que habitualmente rezamos en el ANE; luego rezamos la “oración inicial” y lo que sigue, como se indica a continuación:

CREDO DE LOS APÓSTOLES:

Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

ORACIÓN INICIAL:

Con tus lágrimas, oh, Madre Dolorosa, destruye el dominio de los infiernos.

Con tu mansedumbre, Oh, Señor Jesucristo, Tú que estás desligado de cadenas, libra al mundo de los errores actuales. Oh, Jesús crucificado, postrados a tus pies, te ofrecemos las lágrimas de tu Santísima Madre, que te acompañó con ardiente y compasivo Amor, en el Doloroso camino de la Cruz.

Concédenos, oh, Buen Maestro, que sigamos de todo corazón, las enseñanzas que por medio de sus lágrimas nos ha dado, para que, cumpliendo con tu Santísima Voluntad en la tierra, nos hagamos dignos del honor de alabarte en el cielo por toda la eternidad. Te lo pedimos a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos, Amén.

Los 7 Dolores de la Santísima Virgen:

Primer Dolor: Al oír la profecía de Simeón, de que su Hijo iba a morir y que su alma sería traspasada por una espada.

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste con el anuncio de Simeón cuando dijo que tu corazón sería el blanco de la Pasión de tu Hijo. Haz, Madre Mía, que sienta en mi interior la Pasión de tu Hijo y tus dolores, para que esto me ayude en mi Conversión”.

Intención: Por la conversión del mundo, empezando en nosotros, pecadores, que meditaremos estos misterios de dolor de nuestra Madre.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra.
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María

Segundo dolor: La huida a Egipto

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste en el destierro a Egipto, pobre y necesitada en aquel largo camino. Haz, Señora, que sea libre de las persecuciones de mis enemigos”

Intención: Por los enfermos de COVID-19 y sus familiares: que por intercesión de nuestra Madre del Cielo, el Señor alivie sus sufrimientos y les dé fortaleza.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María

Tercer Dolor: El Niño Jesús perdido por 3 días

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste con la pérdida de tu Hijo durante tres días en Jerusalén. Concédeme lágrimas de verdadero dolor para llorar culpas por las veces que he perdido a mi Dios en el camino de la vida”

Intención: Por todas las almas que se nos han adelantado en el camino de regreso a la Casa del Padre, a causa de la pandemia, para que Dios las reciba pronto en Su Gloria, y para que el Señor, Rico en Misericordia, les dé la fortaleza y resignación a sus familiares y amigos ante el dolor de la pérdida.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María

Cuarto dolor: El encuentro de la Virgen María con Jesús, cargando la Cruz en el camino al Calvario

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste al ver a tu Hijo con la cruz sobre los hombros, caminando al Calvario entre burlas, ultrajes y caídas. Ayúdame, Señora, para que lleve con paciencia la cruz de las mortificaciones y de los esfuerzos cotidianos”

Intención: Por la situación económica de todas las familias del mundo, y por todos los desafíos que se vienen en adelante; para que la Virgen nos cubra a todos con maternal Manto, y nos ate a Su Inmaculado Corazón.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María

Quinto dolor: La crucifixión y muerte de Jesús

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste al ver morir a tu Hijo, clavado en la cruz entre dos ladrones. Ayúdame, Señora, a crucificar diariamente mis debilidades, vicios y pasiones”

Intención: Por la paz en todos los hogares y en todos los países del mundo. Por los que gobiernan las naciones; para que el Espíritu Santo los ilumine y guíe ante la nueva situación, los riesgos y las oportunidades que enfrentarán las sociedades del mundo ahora.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María
  3. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  4. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo

Sexto Dolor: El Cuerpo de Jesús es bajado de la Cruz y colocado en los brazos de su Madre

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste al recibir en tus brazos aquel santísimo cuerpo difunto y desangrado, con tantas llagas y heridas. Haz, Señora, que mi corazón viva herido de amor y muerto a todo lo mundano.”

Intención: Para que la Santísima Virgen nos guarde de todo mal del cuerpo y del alma; sea nuestro amparo, nuestro auxilio y nuestro perpetuo socorro; eficaz abogada e intercesora, verdaderamente una Madre, para todos nosotros.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María

Séptimo Dolor: Por la soledad en que se quedó al sepultar a su Divino Hijo

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste en tu soledad, sepultado ya tu Hijo. Haz, Señora, que yo quede sepultado a todo lo terreno y viva sólo para Ti y sienta en mi interior la Pasión de tu Hijo y tus dolores.”

Intención: Para que por intercesión de María, el Señor nos alcance las gracias, dones y talentos que necesitamos para ser mejores hijos de Dios y mejores miembros del ANE: personas de paz y de servicio; testigos y promotores del amor y la misericordia en los lugares donde nos desenvolvemos, transmitiendo fe, esperanza y caridad, especialmente a quienes más lo necesitan.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María

Oración final:

¡Oh, María, Madre del Amor, del dolor y de la compasión, te rogamos que unas nuestras oraciones con las tuyas, para que Jesús, tu Hijo Divino a Quien invocamos, oiga nuestras súplicas, en nombre de tus lágrimas Maternales, y nos conceda la Paz que tan ardientemente buscamos, para que así podamos obtener la corona de la vida eterna. Amén.

 LETANÍAS:

Señor ten piedad de nosotros… Señor ten piedad de nosotros

Cristo ten piedad de nosotros… Cristo ten piedad de nosotros

Señor ten piedad de nosotros… Señor ten piedad de nosotros

Cristo óyenos… Cristo óyenos

Cristo escúchanos… Cristo escúchanos

Padre Celestial, que eres Dios… Ten piedad de nosotros

Hijo, Redentor del mundo, que eres Dios… Ten piedad de nosotros

Espíritu Santo, que eres Dios… Ten piedad de nosotros

Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten piedad y misericordia de nosotros

Ahora se contesta:  RUEGA POR NOSOTROS

Santa maría,

Santa Madre de Dios,

Santa Virgen de las Vírgenes,

Madre en el Corazón Crucificada,

Madre Dolorosa,

Madre llorosa,

Madre afligida,

Madre desamparada,

Madre desolada,

Madre de tu Hijo privada,

Madre por una espada de dolor traspasada,

Madre de penas consumida,

Madre llena de angustias,

Madre con el corazón en la Cruz clavada,

Madre tristísima,

Fuente de lágrimas,

Colina de tormentos,

Espejo de paciencia,

Peña dura de constancia,

Ancora de la esperanza,

Refugio de los desamparados,

Escudo de los oprimidos,

Vencedora de los incrédulos,

Consuelo de los miserables,

Medicina de los enfermos,

Fortaleza de los débiles,

Puerto de los que naufragan,

Calma de las tempestades,

Recurso de los afligidos,

Temor de los que ponen acechanzas,

Tesoro de los fieles,

Ojo de los Profetas,

Báculo de los Apóstoles,

Corona de los Mártires,

Juez de los Confesores,

Perla de las Vírgenes,

Consuelo de las viudas,

Alegría de todos los Santos,

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo… Perdónanos Señor.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo… Escúchanos Señor.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo…Ten piedad de nosotros.

Ruega por nosotros, Virgen Dolorosísima, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de tu Hijo Santísimo, nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Curso de Formación sobre María (Inscríbete)

3 opiniones en “Rosas a la Virgen por el mes de María (día 7)”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *