Rosas a la Virgen por el mes de María (día 6)

SEXT0 DÍA:

Al pensar en la Virgen debemos tener ciertas consideraciones sobre su persona. Lo primero sería pensar: ¿quién podría ser más santa y noble que la Madre de Dios? ¿Quién podría ser más esplendorosa que Aquella a quien el Dios altísimo eligió por Madre? ¿Quién podria ser mas casta que Aquella que trajo su Hijo al mundo, permaneciendo por Obra de Dios Virgen?

La Santísima Virgen María era virgen pura no sólo en el cuerpo, sino también en el espíritu: ningún pecado logró manchar su pureza. Era humilde de corazón. María, como dice la Oración, Gracia plena, fue una Mujer reflexiva en sus resoluciones; Mujer prudente, discreta en sus palabras, ávida de estudio, de oír y conocer más acerca de Dios. No ponía ninguna esperanza ni confianza en las riquezas ni en las certezas del mundo, sino en las bondades y favores que Dios dispensa a los que confían en Él, a los que hablan con Él y ayudan, con lo que pueden, a los que necesitan ayuda.

Una Mujer aplicada al trabajo y a las labores domésticas. Siempre pendiente de la mejor manera para ayudar en casa, no solo en las actividades típicas del manejo del hogar, sino también pendiente de ayudar a San José en su trabajo de carpintero.

Tomaba por juez de su alma, no lo que opinaran los demás, sino lo que opina Dios.

Nunca faltó a la caridad. No trató nunca mal a nadie, era amable con todos; llena de respeto por todos, especialmente los ancianos; sin envidia ni celos con los de su edad; moderada, amable, razonable, amaba la virtud. Jamás ofendió a sus padres, ni siquiera con su actitud (San Ambrosio). Nunca nadie la vio en desacuerdo con ninguno de sus parientes. Nunca rechazó al humilde ni se burlaba del débil, sintiéndose más o con favores mayores que los demás.

Siempre cuidó sus palabras hablando con dulzura a todos, así éstos fueran contrarios a su creer. Jamás nadie vio en su mirada un toque siquiera de dureza, ni imprudencia en alguno de sus actos. “El rostro descubre lo que lleva el alma”. El rostro de la Virgen, era el retrato su alma Santísima.

Aunque era Madre del Señor, se dedicaba constantemente a aprender mandatos de Dios en las Sagradas Escrituras. Ella, que había traído al mundo al Hijo de Dios, se dedicaba sin desfallecer a conocer cuál era la Voluntad de Dios.

Como nos damos cuenta, y seguiremos constatándolo, al ver con cuántas virtudes y dones fue dotada la Virgen María para ser Madre de Dios, Madre de la Iglesia y Madre nuestra, Ella es la Mujer de la que habla el Apocalipsis, que pisa la cabeza a la serpiente sometiéndola a los designios y mandatos de Dios, creando una enemistad entre Su descendencia y la del maligno, es decir, protegiendo y guiando a los que son hijos de Dios y por consiguiente Suyos, y que se han puesto bajo el cuidado y guía de Ella, como Madre y Señora de Cielos y Tierra; teniendo la autoridad por mandato de Jesús Dios hecho Hombre, de custodiar y llevar a los hombres de nuevo a Dios y librarlos del mal.

María, Reina del Cielo, vela por nosotros en la tierra y nos ayuda a salvar nuestras almas a través de su intercesión potentísima.

Pidámosle en este día, que nos ayude y nos tome de la Mano, que guie nuestros pasos para que no nos alejemos del Señor especialmente en estos tiempos de sufrimiento y pruebas.

Uniéndonos a Sus Dolores, nos consagramos a Ella, y con nosotros, a cada uno de los miembros de nuestras familias, especialmente a aquellos que están mas alejados de Dios y de la Iglesia, o que están pasando por momentos difíciles, que los han llevado a renegar de Dios o descreer de Él, y con esto, a caer quizá en la desesperanza.

¡Madre de Dios y Madre de la Iglesia, ruega por nosotros, Madre Santa!

¡Madre de Dios y Madre de la Iglesia, intercede por nosotros, Madre Santa!

¡Madre de Dios y Madre de la Iglesia, te proclamamos desde ahora y para siempre, Reina de nuestros hogares!

Amén

ROSAS PARA LA VIRGEN:

Ofreceremos a la Virgen, durante los siguientes 6 días, la “Coronilla a las lágrimas de María”, también llamada la “Corona de los siete dolores de la Virgen”, pidiendo especialmente:

– Por la conversión del mundo.

– Por los enfermos de COVID-19 y sus familiares.

– Por todas las almas de quienes han fallecido a causa de la pandemia.

– Por la situación económica de todas las familias del mundo.

– Por la paz en todos los hogares y en todos los países del mundo, y por quienes los gobiernan.

– Para que la Santísima Virgen nos guarde de todo mal.

– Para que, por intercesión de María, el Señor nos alcance las gracias que necesitamos para ser mejores hijos de Dios y mejores miembros del ANE.

ACLARACIÓN: Esta Coronilla que rezaremos NO es la que rezamos como devoción en nuestro Apostolado con los Padrenuestros y Avemarías ni nuestras meditaciones habituales. Los Siete Dolores, por supuesto, son los mismos, pero esta es una versión breve, para estos próximos diez días.

Iniciaremos esta Coronilla como siempre se la hace, rezando el Credo de los Apóstoles, que es el que habitualmente rezamos en el ANE; luego rezamos la “oración inicial” y lo que sigue, como se indica a continuación:

CREDO DE LOS APÓSTOLES:

Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

ORACIÓN INICIAL:

Con tus lágrimas, oh, Madre Dolorosa, destruye el dominio de los infiernos.

Con tu mansedumbre, Oh, Señor Jesucristo, Tú que estás desligado de cadenas, libra al mundo de los errores actuales. Oh, Jesús crucificado, postrados a tus pies, te ofrecemos las lágrimas de tu Santísima Madre, que te acompañó con ardiente y compasivo Amor, en el Doloroso camino de la Cruz.

Concédenos, oh, Buen Maestro, que sigamos de todo corazón, las enseñanzas que por medio de sus lágrimas nos ha dado, para que, cumpliendo con tu Santísima Voluntad en la tierra, nos hagamos dignos del honor de alabarte en el cielo por toda la eternidad. Te lo pedimos a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos, Amén.

Los 7 Dolores de la Santísima Virgen:

Primer Dolor: Al oír la profecía de Simeón, de que su Hijo iba a morir y que su alma sería traspasada por una espada.

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste con el anuncio de Simeón cuando dijo que tu corazón sería el blanco de la Pasión de tu Hijo. Haz, Madre Mía, que sienta en mi interior la Pasión de tu Hijo y tus dolores, para que esto me ayude en mi Conversión”.

Intención: Por la conversión del mundo, empezando en nosotros, pecadores, que meditaremos estos misterios de dolor de nuestra Madre.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra.
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María

Segundo dolor: La huida a Egipto

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste en el destierro a Egipto, pobre y necesitada en aquel largo camino. Haz, Señora, que sea libre de las persecuciones de mis enemigos”

Intención: Por los enfermos de COVID-19 y sus familiares: que por intercesión de nuestra Madre del Cielo, el Señor alivie sus sufrimientos y les dé fortaleza.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María

Tercer Dolor: El Niño Jesús perdido por 3 días

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste con la pérdida de tu Hijo durante tres días en Jerusalén. Concédeme lágrimas de verdadero dolor para llorar culpas por las veces que he perdido a mi Dios en el camino de la vida”

Intención: Por todas las almas que se nos han adelantado en el camino de regreso a la Casa del Padre, a causa de la pandemia, para que Dios las reciba pronto en Su Gloria, y para que el Señor, Rico en Misericordia, les dé la fortaleza y resignación a sus familiares y amigos ante el dolor de la pérdida.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María

Cuarto dolor: El encuentro de la Virgen María con Jesús, cargando la Cruz en el camino al Calvario

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste al ver a tu Hijo con la cruz sobre los hombros, caminando al Calvario entre burlas, ultrajes y caídas. Ayúdame, Señora, para que lleve con paciencia la cruz de las mortificaciones y de los esfuerzos cotidianos”

Intención: Por la situación económica de todas las familias del mundo, y por todos los desafíos que se vienen en adelante; para que la Virgen nos cubra a todos con maternal Manto, y nos ate a Su Inmaculado Corazón.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María

Quinto dolor: La crucifixión y muerte de Jesús

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste al ver morir a tu Hijo, clavado en la cruz entre dos ladrones. Ayúdame, Señora, a crucificar diariamente mis debilidades, vicios y pasiones”

Intención: Por la paz en todos los hogares y en todos los países del mundo. Por los que gobiernan las naciones; para que el Espíritu Santo los ilumine y guíe ante la nueva situación, los riesgos y las oportunidades que enfrentarán las sociedades del mundo ahora.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María
  3. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  4. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo

Sexto Dolor: El Cuerpo de Jesús es bajado de la Cruz y colocado en los brazos de su Madre

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste al recibir en tus brazos aquel santísimo cuerpo difunto y desangrado, con tantas llagas y heridas. Haz, Señora, que mi corazón viva herido de amor y muerto a todo lo mundano.”

Intención: Para que la Santísima Virgen nos guarde de todo mal del cuerpo y del alma; sea nuestro amparo, nuestro auxilio y nuestro perpetuo socorro; eficaz abogada e intercesora, verdaderamente una Madre, para todos nosotros.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María

Séptimo Dolor: Por la soledad en que se quedó al sepultar a su Divino Hijo

Meditación: “Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste en tu soledad, sepultado ya tu Hijo. Haz, Señora, que yo quede sepultado a todo lo terreno y viva sólo para Ti y sienta en mi interior la Pasión de tu Hijo y tus dolores.”

Intención: Para que por intercesión de María, el Señor nos alcance las gracias, dones y talentos que necesitamos para ser mejores hijos de Dios y mejores miembros del ANE: personas de paz y de servicio; testigos y promotores del amor y la misericordia en los lugares donde nos desenvolvemos, transmitiendo fe, esperanza y caridad, especialmente a quienes más lo necesitan.

En lugar del Padre Nuestro se dirá:

  1. Oh Jesús, mira las lágrimas de quien tanto te amó en la tierra,
  2. Y que te ama aún más ardientemente en el cielo.

En lugar de las siete Avemarías se dirá (7 veces):

  1. Oh Jesús, oye nuestras oraciones.
  2. Por las lágrimas de tu Santísima Madre, la Virgen María

Oración final:

¡Oh, María, Madre del Amor, del dolor y de la compasión, te rogamos que unas nuestras oraciones con las tuyas, para que Jesús, tu Hijo Divino a Quien invocamos, oiga nuestras súplicas, en nombre de tus lágrimas Maternales, y nos conceda la Paz que tan ardientemente buscamos, para que así podamos obtener la corona de la vida eterna. Amén.

 LETANÍAS:

Señor ten piedad de nosotros… Señor ten piedad de nosotros

Cristo ten piedad de nosotros… Cristo ten piedad de nosotros

Señor ten piedad de nosotros… Señor ten piedad de nosotros

Cristo óyenos… Cristo óyenos

Cristo escúchanos… Cristo escúchanos

Padre Celestial, que eres Dios… Ten piedad de nosotros

Hijo, Redentor del mundo, que eres Dios… Ten piedad de nosotros

Espíritu Santo, que eres Dios… Ten piedad de nosotros

Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten piedad y misericordia de nosotros

Ahora se contesta:  RUEGA POR NOSOTROS

Santa maría,

Santa Madre de Dios,

Santa Virgen de las Vírgenes,

Madre en el Corazón Crucificada,

Madre Dolorosa,

Madre llorosa,

Madre afligida,

Madre desamparada,

Madre desolada,

Madre de tu Hijo privada,

Madre por una espada de dolor traspasada,

Madre de penas consumida,

Madre llena de angustias,

Madre con el corazón en la Cruz clavada,

Madre tristísima,

Fuente de lágrimas,

Colina de tormentos,

Espejo de paciencia,

Peña dura de constancia,

Ancora de la esperanza,

Refugio de los desamparados,

Escudo de los oprimidos,

Vencedora de los incrédulos,

Consuelo de los miserables,

Medicina de los enfermos,

Fortaleza de los débiles,

Puerto de los que naufragan,

Calma de las tempestades,

Recurso de los afligidos,

Temor de los que ponen acechanzas,

Tesoro de los fieles,

Ojo de los Profetas,

Báculo de los Apóstoles,

Corona de los Mártires,

Juez de los Confesores,

Perla de las Vírgenes,

Consuelo de las viudas,

Alegría de todos los Santos,

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo… Perdónanos Señor.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo… Escúchanos Señor.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo…Ten piedad de nosotros.

Ruega por nosotros, Virgen Dolorosísima, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de tu Hijo Santísimo, nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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