Rosas a la Virgen por el mes de María (día 27)

VIGÉSIMO SÉPTIMO DÍA

“María sea la Estrella que nos ilumine la senda, nos muestre el camino seguro para legar al Padre del Cielo; Sea como el ancla a la que nos debemos sujetar cada vez más estrechamente en el tiempo de la prueba.” (Padre Pio de Pietralcina)

El Milagro del cojo de Calanda

Finales de Julio de 1637. Miguel Juan Pellicer, natural de Calanda (Teruel) España, tuvo un accidente durante su trabajo. Cayó al suelo y le pasó por encima de la pierna derecha una rueda del carro de su tío, rompiéndosela, más o menos a la atura del tobillo.

Lo llevaron al hospital de Valencia, y al ver que cada vez empeoraba más, lo trasladaron al hospital de Zaragoza, donde llegó a los días primeros de octubre con mucha fiebre y la pierna totalmente gangrenada. Antes de ingresar en el hospital, fue a la Iglesia del Pilar, donde se confesó y comulgó.

Ya en el hospital, viendo los médicos que la pierna no tenía curación, decidieron cortarla cuatro dedos por debajo de la rodilla.

Se la serrucharon sin más anestesia que una bebida bien cargada de alcohol, mientras él se encomendaba a la Virgen del Pilar. Después de la operación, dos médicos enterraron la pierna en el cementerio del hospital.

Cuando se repuso de la operación, no pudo encontrar empleo, por lo que pasó dos años y medio en las calles, pidiendo limosna. Generalmente se encontraba en las puertas de la Iglesia del Pilar, durmiendo en alguna posada o en los bancos que se encontraban en el hospital. Después de un tiempo más, regresó a la Calanda.

Una noche soñó que se untaba el muñón con el aceite de la lámpara de la Iglesia del Pilar. Al entrar sus padres en la habitación, sintieron una extraña fragancia; la madre se aproximó con el candil a su hijo, y vio que le salían por debajo de las sábanas, no una, sino las dos piernas.

Era su misma pierna amputada, con las antiguas cicatrices de niño y la lesión cerca del tobillo, que le hizo el carro, cuando le pasó por encima.

Además, se comprobó que la pierna ya no estaba en el cementerio del hospital. Todo el pueblo fue testigo el milagro y el párroco celebró una Misa en acción de gracias.

¡Qué grande Eres Madre mía! No necesito ver milagros, porque ya has hecho miles. Pero sí necesito que aumentes mi fe cada día, hasta tenerla semejante a la Tuya. ¡Creo Madre, pero has que crea más y más!

La Santísima Virgen es llamada siempre bajo innumerables hermosos nombres, y Ella, que es vaso de toda virtud, recibe los elogios que merece como Madre de Dios.

Qué hermoso es que nosotros, sus hijos, bajo esos innumerables nombres y llenándola de piropos y alabanzas, le digamos todos los días tiernas palabras, y alabemos igualmente sus virtudes, para que, de esta forma, reciba y sienta todo nuestro amor.

Sin embargo, la mejor manera de alabar las virtudes de María y rendirles verdadero tributo, es conociéndolas, meditándolas, y sobre todo, ir practicándolas, de a poquito, hasta que se conviertan también en hábitos buenos nuestros. Porque así como el vicio es la práctica habitual de una mala conducta, la virtud es la práctica habitual de una buena. Conozcamos, meditemos, practiquemos e incorporemos las virtudes de María a nuestra conducta diaria, y así seremos los mejores hijos suyos.

Pidámosle a María que nos ayude a configurarnos completamente con el amor de Jesús y a ser dóciles a la acción del Espíritu Santo, que nos pide estar abiertos a su acción sanadora, vivificante y transformadora.

María, la Esclava del Señor, aceptó llena de fe la acción del Espíritu en Ella. Como Ella, aceptemos ser esclavos y siervos del Señor, atentos siempre a escuchar su Palabra y hacerla testimonio y acción de vida, con los dones del Santo Espírirtu.

Deseemos, como la Madre del Cielo que nos enseña con su ejemplo, a responderle a Jesús con generosidad y espíritu de servicio.

María, Auxilio de los pecadores y los que buscan tu intercesión, ¡acógenos siempre bajo tu manto protector y llévanos de la mano hasta Jesús!

ROSAS PARA LA VIRGEN:

Ofreceremos a la Virgen, todos los días que quedan de este mes Mariano, la oración del Santo Rosario, tratando de rezarlo en familia (invitándolos a compartirlo con nosotros, de ser posible) como nos había pedido el Papa Francisco, especialmente en este mes de mayo. Seguiremos uniéndonos en oración, PIDIENDO POR:

– Todos los infectados y sus familias.

– Todas las personas que han fallecido, por sus almas para que estén ya con el Señor.

– Por todas las familias que han perdido seres queridos y no han podido despedirse de ellos. Para que el Señor les dé la fortaleza y la gracia del consuelo, y puedan superar esta grandísima prueba.

– Por la situación de la economía mundial, para que el Señor ayude al mundo entero y obre en los corazones de los gobernantes, para que el trabajo no falte y todos los hogares puedan contar con lo necesario para vivir y cubrir las necesidades básicas familiares.

– Para que la Santísima Virgen María nos acompañe en estos momentos (a cada uno y a nuestras familias), y nos proteja de todo mal, y por Su Intercesión, nos alcance las gracias que necesitamos en el alma y en el cuerpo.

– Para que pronto acabe esta pandemia, y todos los hombres vuelvan sus ojos a Dios, nos convirtamos y seamos mejores hijos de Dios y hermanos los unos de los otros.

– Por todos los jóvenes y niños, para que no pierdan la esperanza, la felicidad, la paz y las ganas de vivir y de trabajar por un mundo mejor.

-Por la unión de todas las familias y especialmente por los padres, para que siempre sean testimonio y apoyo sólido de amor, paciencia, alegría, confianza, misericordia y perdón para sus hijos.

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